EXPERIMENTACIÓN CON ANIMALES
Experimentación con animales, ¿cómo podríamos vivir sin ella?
La experimentación con animales se basa en el uso de animales en experimentos con fines científicos. Se estima que cada año se utilizan más de 115 millones de vertebrados para dicho fin (más de 12 millones de ellos en la UE). Dentro de los 10 países que más usan animales en sus experimentos nos encontramos EEUU, Japón, China, Australia, Francia, Canadá, Reino Unido, Alemania, Taiwán y Brasil (según la web oficial de la European Coalition to End Animal Experiments). La mayoría de los animales por desgracia, son sacrificados después de usarlos en un experimento. En España, según las estadísticas, cientos de miles de animales mueren cada año en experimentos y su número ha aumentado más de un 51% desde al año 2005, llegando a alcanzar 1,4 millones en 2010.
Afortunadamente, el 11 de Marzo de 2013 se prohibió en toda la UE la experimentación animal para la comercialización de nuevos cosméticos si ese producto había sido testado en animales anteriormente, evitando realizar experimentos similares repetidamente y causar así mal innecesario en los animales. En otros países por desgracia es incluso obligatorio dichas pruebas para la comercialización de sus productos (hayan sido probados anteriormente o no) como es el caso de China.
Las especie más utilizada son los ratones (se calcula que muere uno por minuto), pero también se usan conejos, ratas, cobayas, cerdos, ovejas, cabras, perros, gatos y primates, así como aves, anfibios y peces. En el caso de países de la UE, la legislación obliga a que todos estos individuos procedan de centros oficiales de cría, donde son reproducidos expresamente para la investigación (sacrificándolos tras su uso). En otras zonas, sin embargo, pueden ser incluso animales vagabundos y abandonados los que se utilicen con este fin.
En España en 2013, según datos del Ministerio de Agricultura, de los 920.000 animales empleados con fines científicos y docencia, el 85% fueron roedores. También se utilizaron casi 28.000 conejos, 774 perros, 300 caballos y asnos, 254 gatos y casi 9.400 cerdos.
Al contrario de lo que piensa la inmensa mayoría de personas, de los millones de animales sacrificados en laboratorios al año, solo un pequeño porcentaje es destinado a investigación con fines médicos. En primer lugar, se utilizan para probar productos de consumo humano tales como aditivos alimentarios, químicos industriales, anticongelantes de motor, productos de limpieza, cosméticos, tabaco, etc. Las pruebas en las que son utilizados incluye entre otros, ensayos de toxicidad, sensibilización cutánea e irritación ocular. Para que os hagáis una idea, son obligados a ingerir jabones, cremas, dentífricos, etc, para determinar su toxicidad. Otra de las pruebas habitualmente empleadas es el test de Draize, usado para testar el efecto de productos como champús o maquillajes, entre otros, al entrar en contacto con la superficie ocular. En estos casos se utilizan sobre todo conejos, ya que no parpadean como nosotros y no se pueden quitar el producto evaluando lo doloroso que puede ser dicho producto irritante. Lo peor de todo es que este test no muestra utilidad alguna ya que presenta problemas de reproductividad, validez y fiabilidad a la hora de extrapolarlo a la especie humana. Vamos, que lo hacen prácticamente por aburrimiento….
También se utilizan animales en la investigación militar. Primates son sometidos a radiaciones, expuestos a gases venenosos, explosiones y quemaduras para evaluar nuevas armas. Sólo en España el uso de animales con este fin supone hasta un tercio del total de individuos usados para experimentar. Se ve que como no se quedan conformes con los experimentos, luego acaban probándolos directamente con personas.
Como ya sabemos, también son usados para la experimentación médica. Una prueba que se realiza con ellos es el test de toxicidad o Dosis Letal 50 (DL50) que consiste en determinar la dosis necesaria de una sustancia en estudio para causar la muerte de la mitad de los animales del ensayo clínico (normalmente ratones) y extrapolar los resultados en seguridad del producto para su uso humano. Se trata de una prueba obligatoria y unicamente probada en animales. Hay que tener en cuenta que muchas de estas pruebas no pueden ser extrapoladas a la especie humana ya que la fisiología y respuesta a fármacos es diferente según la especie. Por ello, aún habiendo hecho pasar por sufrimiento a cientos o miles de animales, cada año se retiran cientos de medicamentos (repito, previamente probados) por haber provocado reacciones adversas en pacientes. Un ejemplo de ello es la talidomida, probada exhaustivamente en hembras preñadas (perras, ratas, monas, hámster y gallinas) sin consecuencia alguna en sus fetos. Tras su comercialización, tuvo que ser retirada ya que miles de niños nacieron con terribles deformidades en todo el mundo. Y yo pregunto: si ensayos clínicos realizados en personas de mediana edad no pueden ser extrapolados ni a bebés ni a ancianos, ¿cómo podemos estar seguros de un producto probado en otras especies no humanas? Y yo respondo: no se puede.
Actualmente, a todo esto hay que añadir la obtención de animales transgénicos ya que es un campo en crecimiento dentro de la experimentación con animales. Son animales modificados genéticamente para crear individuos modelo y estudiar enfermedades como el Alzheimer y Parkinson, entre otras y probar en ellos nuevas terapias.
En 1979 se fundó la asociación alemana “Ärzte Gegen Tierversuche” (Médicos Contra la Experimentación Animal) que reúne a cientos de profesionales de todos los campos de la medicina que trabajan para abolir este tipo de prácticas. La asociación ha elaborado un amplio dossier recopilando cientos de experimentos que se siguen llevando a cabo hoy día. Todos ellos cuestionables desde el punto de vista ético, muchos podrían realizarse con grupos de estudio humanos y algunos rayan, directamente lo absurdo. A continuación resumo unos cuantos de estos estudios atroces recogidos en el libro.
Un estudio sobre el estrés, obliga a ratones a correr en una cinta hasta quedar exhaustos. Si se detienen caen hacia atrás en una reja de metal que les produce una descarga eléctrica. Se considera “agotamiento total” cuando el ratón queda más de 15 segundos en la reja o cuando cae en ella más de 15 veces. Muy divertido!!!
En cerdos se realiza un estudio sobre prótesis dentales. Se le colocan implantes y coronas a cerditos tras su extracción dentaria con el fin de estudiar el periodo de curación antes de colocar las prótesis. El estudio concluye que “los cerdos tienen un metabolismo 3,3 veces más rápido que los humanos, por lo que es necesaria máxima precaución a la hora de trasladar los resultados” es decir, los animales son torturados sabiendo de antemano que las conclusiones no tendrán ningún valor. Vaya, se han dado cuenta que los cerdos no son iguales que las personas (ojalá algunas fueran mínimo como un cerdo).
Otro experimento que me llama la atención es el método de la elongación ósea empleada en cachorros Beagle. Se les fractura la tibia y se les separa el hueso dos veces al día 0,5 mm. Tras 25 días, el hueso se ha prolongado 2,5 cm y los perritos son ejecutados. Es muy útil ya que demuestran que los huesos crecen (al menos los de los Beagle).
En la actualidad hay un estudio que está teniendo una gran acogida, y de hecho pronto escribirán el libro y luego harán la película. Se trata de los xenotrasplantes (trasplante de órganos de un animal modificado genéticamente a otra especie). En el estudio se extirpa el corazón a cerdos manipulados genéticamente y se trasplantan a babuinos con el fin de determinar si alguna vez órganos de cerdos podrían ser trasplantados a humanos. Todos los animales mueren por un rechazo del órgano en un plazo de 5 horas y cuatro días para ser estudiado el motivo de la muerte y seguir probando.
Éstos y otros muchos experimentos se muestran en el libro “Winterschlaf hilft gegen Alzheimer und andere Absurditäten aus der Tierversuchsforschung” (Hibernar ayuda contra el Alzheimer y otros absurdos de la investigación con animales). Os pongo el link del libro por si queréis saber mas de este tema (aunque está escrito en Alemán): Ver libro en pdf Hibernar ayuda contra el Alzheimer y otros absurdos de la investigación con animales.
En Febrero de 2013 se aprobó un nuevo decreto (RD 53/2013) que obliga a los investigadores a buscar fórmulas alternativas a la experimentación con animales, aunque permitiría esta práctica en caso de “no existir alternativas” (el ser humano puesto a inventar, consigue lo que sea….).
Afortunadamente, cada vez hay nuevos métodos de investigación más éticos y fiables, empleados ya por numerosas empresas y laboratorios del mundo. En estas técnicas se usan modelos matemáticos e informáticos de predicción algorítmica o usan organismos inferiores no protegidos (bacterias, hongos…). Con el avance tecnológico que hay hoy día se pueden usar cultivos in vitro de células, tejidos y órganos obtenidos de cadáveres, biopsias y cirugía plástica que son utilizados para buscar sustancias, producir y probar diversos productos como vacunas, antibióticos y proteínas terapéuticas sin tener que usar un animal.
Otra opción es el estudio comparativo de diferentes poblaciones que permite descubrir patrones comunes en la afección de enfermedades o trastornos para permitir su prevención. Estos estudios epidemiológicos han llevado a descubrir por ejemplo la relación entre el hábito de fumar y el cáncer de pulmón y han demostrado el mecanismo de transmisión del SIDA y otras enfermedades infecciosas.
También contamos con la investigación clínica en voluntarios humanos afectados ya de alguna enfermedad ante la cual quieren ayudar a encontrar una cura que beneficie a todos. Un ejemplo de la utilidad de dicho estudio es aislar anormalidades en el cerebro de pacientes con esquizofrenia u otros desórdenes mentales. En la actualidad existe un proyecto de investigación en marcha que desarrollará biochips transparentes de silicona que contienen tejido vivo humano y bombas para replicar las funciones de los órganos, ofreciendo resultados rápidos, rentables y precisos para las pruebas de enfermedades, toxinas y fármacos.
Si podemos viajar al espacio y llevar en el bolsillo móviles con tecnología increíble, creo que podemos investigar y descubrir sin necesidad de torturar.
HOLA
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